lunes, 27 de junio de 2011

Hacia la gran crisis del régimen (I)

1. La quiebra de la socialdemocracia: el PSOE ante el abismo

1.1. Si hasta el 22-M el hundimiento de la socialdemocracia podía intuirse, a partir de esa fecha es una realidad. El PSOE-ZP no es el único partido socialdemócrata europeo que se hunde como resultado de la crisis: pocos días después, los socialistas portugueses fueron apeados del poder al ser responsabilizados por el electorado de la nefasta situación en la que se encuentra el país hermano; así mismo, la socialdemocracia griega vive sus peores momentos e incluso el escándalo sexual protagonizado por Strauss-Khan quien debía de haber sido el candidato del Partido Socialista Francés en las próximas elecciones presidenciales, ha cogido con el paso cambiado al socialismo galo. En Alemania el SPD ha demostrado en Bremen que puede volver a gobernar pero en situación de debilidad y siempre apoyado por los Verdes que recogen el voto descontento del SPD y de la CDU-CSU. La tendencia unánime en Europa es, pues, la derrota de la socialdemocracia y en algunos países –entre ellos España- el inicio de una fase descomposición acelerada.

1.2. Primera renuncia oportunista de la socialdemocracia: el abandono del marxismo. Esta derrota se debe esencialmente a que, a partir del congreso de Bad Godesberg (1959), el socialismo europeo abandonó progresivamente el marxismo (el PSOE lo hizo casi 20 años después) y aceptó la convivencia con el capitalismo, adquiriendo como seña de identidad el impulsar ayudas y programas sociales más generosos que los asumidos por la derecha. Esta política le permitió sobrevivir y alternarse en el poder con el centro-derecha, mientras Europa vivió situaciones de prosperidad, pero al iniciarse la crisis económica de junio de 2007, los socialdemócratas debieron elegir: o estaban al lado de los clases trabajadores y de los grupos más modestos de la sociedad, al lado de los damnificados por la globalización y al lado de los jóvenes, o estaban al lado de la alta finanza internacional, de la banca nacional y mundial y de los intereses de los grandes consorcios. Y la socialdemocracia europea, unánimemente y sin fisuras, asumió como propia la defensa de los intereses  de estos últimos.


1.3. La socialdemocracia como defensora del capital. El resultado ha sido el desenmascaramiento absoluto de los partidos socialdemócratas que han demostrado ser la otra cara de la moneda, otra trinchera de los intereses del capital y el títere sumiso que come de la mano de la alta finanza internacional, de la banca y del poder plutocrático. No puede extrañar pues, que cuando los trabajadores y las clases más modestas esperaban ayuda y protección de la socialdemocracia y esta se entrego en cuerpo y alma a defender los intereses de los poderosos, esta opción haya sido abandonada progresivamente por la que hasta ese momento había sido su clientela natural.

1.4. El caso español: un PS“O”E que no tiene nada que ver con los intereses de los trabajadores.  En España este proceso ha resultado escandaloso y ha restado la credibilidad que podía quedar en la “O” de “obrero” aún residente por inercia en el anagrama del PSOE. El zapaterismo no ha podido gestionar la crisis de manera más antipatriótica y más contraria a los intereses de los trabajadores: dio graciosamente 80.000 millones de euros para que la banca española pudiera cumplir con sus compromisos internacionales, pero aún hizo algo peor, presentó esta ayuda como si fuera para “abrir la espita del crédito” cuando sabía muy bien que ese dinero terminaría en las arcas de bancos franceses y alemanes y en las cuentas de fondos de inversión extranjeros que habían invertido de manera irresponsable en bancos españoles durante la burbuja inmobiliaria y el período del crédito fácil. El zapaterismo dio 120.000 millones de euros en dos etapas (el Plan E y el Plan E2010) para satisfacer a la patronal de la construcción (y a los comisionistas del propio PSOE atrincherados en las concejalías de urbanismo y de obras públicas de los ayuntamientos) sembrando España de rotondas inútiles y de obras inservibles. Y también aquí, lo peor no era la irresponsabilidad del presidente del gobierno, sino que se había dado como explicación el que todo esto era “para generar empleo”… palabras que ya ni se recuerdan cuando hemos superado los 5.000.000 de parados.

1.5. La responsabilidad del aznarismo en la actual crisis económica. Es rigurosamente cierto que los elementos que dieron lugar a la crisis de 2007 no habían sido responsabilidad del zapaterismo sino que se habían gestado durante el gobierno Aznar y lo tenían a él como máximo inspirador. Aznar llegó a la conclusión de que la única forma de asegurar un crecimiento económico era un modelo basado en la construcción, el crédito fácil, la inmigración masiva y los salarios bajos. Para ello liberalizó el suelo, entreabrió las puertas a la inmigración y reconoció en la práctica que el sistema educativo español estaba quebrado y solamente servía para formar a jóvenes con conocimientos limitados que siempre serían mano de obra barata para construcción. Pero, si bien es cierto que la responsabilidad de ese modelo miserable y ruin no tuvo nada que ver con el zapaterismo, no es menos cierto que el zapaterismo no hizo nada por rectificarlo (aun a pesar de que era “pan para hoy y hambre para mañana”), sino que, cuando llegó la crisis la gestionó de la peor manera posible: en solamente tres años, las reservas del Estado se agotaron en planes absurdos y en ayudas ¡a los que habían generado la crisis!

1.6. ¿Sobrevivierá el PSOE a la tragedia que se le viene encima? La sombra del zapaterismo y de sus ministros y ministras analfabetos estructurales, a la mala calidad de su gestión y a la colección de mediocres y “mediocras” que situó en los puestos clave del Estado, tardará décadas en disiparse, y hace falta preguntarse si el PSOE sobrevivirá a esta crisis. Y si lo hace –como sobrevivió al felipismo- será a costa de caer todavía más bajo y no sin tensiones de los barones regionales. El PSOE pagará en la próxima década su “estructura federal” (que anticipaba la centrifugación del país, centrifugando al propio partido en baronías y “partidos federados” de los que el catalán será el primero en demandar más autonomía y de los que el andaluz correrá el mayor riesgo de desaparición tras la estampida que ya se ha producido en las elecciones municipales y el que se centuplicará en las próximas elecciones autonómicas. Así pues, la pregunta que debemos plantearnos es la siguiente: ¿sobrevivirá el PSOE hasta 2.015?

1.7. La imposibilidad de asumir la herencia del zapaterismo. Y todo induce a pensar que si sobrevive lo hará de manera capidisminuida y será muy difícil que, tanto esta sigla como el resto de la socialdemocracia europea, estén en condiciones de reconstruir un “modelo de izquierdas” con un programa creíble para el cuerpo electoral, el cual siempre verá a la socialdemocracia como el aliado del capital internacional y de la banca, como el partido que come de la mano de los señores del dinero a los que lame las botas y como un engendro que ha dictado las medidas más absurdas de “ingeniería social” que han generado la mayor inestabilidad social conocida por país alguno en Europa: desde el divorcio-exprés, hasta las leyes de “igualdad”, desde el aborto libre hasta la degradación de la familia, desde los matrimonios y las adopciones gays a las leyes contra la violencia doméstica (que la han duplicado), desde el efecto llamada para inmigrantes (con la regularización masiva de febrero-mayo de 2005 hasta el reglamente de la ley de inmigración (que rebaja incluso las condiciones para la “regularización por arraigo” premiando el propio incumplimiento de la ley de extranjería), desde la negociación con el terrorismo hasta la obsesión por la memoria histórica, eludiendo el hecho del fracaso del Estado de las Autonomías, la quiebra de la enseñanza pública, la saturación de la sanidad, el desmoronamiento de la seguridad ciudadana, la crisis de la juventud, una nueva oleada de toxicomanías y, especialmente, la absoluta ausencia de un modelo económico que sustituya al modelo aznarista caído y desintegrado a partir del verano de 2007. Los efectos deletéreos del zapaterismo durarán décadas en extinguirse. Y la sociedad española tardará tiempo en perdonar los errores en la gestión de la crisis que nos han conducido a superar los 5.000.000 de parados, a estar en el límite de la intervención económica por parte de la UE, a tener un déficit público sin precedentes y a ver con el sector primario y secundario (agricultura e industria) se van deshinchando a medida que pasan los meses, mientras la promesa de I+D+i queda como una quimera ante el cierre del crédito… cierra que, en gran parte se debe a que el dinero disponible para crédito lo absorbe el propio Estado en la medida en que la banca gana más comprando deuda del Estado (que paga con créditos del Banco de España) que dando dinero para estimular el consumo y, sobre todo, para las PYMES. 

(c) Ernesto Milá - prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.