martes, 9 de agosto de 2011

Atentados de Oslo (IV de V). LO QUE PODRÍA SER ANDERS BREIVIK


4. Lo que podría ser Anders Behring Breivik: una personalidad manipulada

La característica común a la inmensa mayoría de los macro atentados que han tenido lugar en Europa en los últimos 50 años es que siempre han dejado agujeros negros inexplicables y misteriosos. Desde las strage di stato (masacres de Estado de la Italia de los años 60 y 70) hasta el crimen de Anders Behring Breivik, las “versiones oficiales” de los atentados tienen una irreprimible tendencia a mostrar zonas inexplicables y no resueltas por las autoridades. Hasta la aparición de Internet, la réplica contra las “versiones oficiales” no encontraba espacio en los medios de comunicación, sin embargo, a partir de la irrupción de la red como forma habitual de comunicación aparece el contraste entre la aceptación unánime de las “versiones oficiales” por parte de los medios convencionales y la proliferación de versiones alternativas aparecidas en la red lanzadas por grupos críticos que creen haber encontrado eslabones débiles en las explicaciones dadas por los gobiernos y los servicios policiales.

Así mismo, no hay que perder de vista que las organizaciones terroristas con finalidad política tienen en su mente planes criminales guiados por una estrategia implacable de conquista del poder político (caso de ETA o de las Brigadas Rojas, por ejemplo), por tanto nunca han practicado atentados indiscriminados contra una población entre las que se podrían encontrar sus propios partidarios; su terrorismo ha sido selectivo, y siempre las “versiones oficiales” carecen de “agujeros negros”. Pero, junto a este terrorismo de paternidad indubitable, existe otro especializado en macro atentados que no aparece como apoyado por ninguna organización tangible ni reconocible y que se trata siempre de atentados “únicos”: Mc Veigth no volverá nunca a repetir su ataque al edificio federal de Oklahoma, Oswald no tendrá ocasión de matar a nadie más que a JKF, Breivik permanecerá toda su vida en la cárcel, su crimen no tendrá continuación… son terroristas aparentemente solitarios, que pasan de no haber roto literalmente un plato durante toda su vida, a ser capaces de cometer un macro atentado superando incomprensiblemente todas las dificultades que frecuentemente llevan a los miembros de organizaciones terroristas a ser detenidos. Siempre es posible que aparezcan “locos solitarios”, pero da la sensación de que no todos ellos, aun estando locos, son tan solitarios y en muchos casos aparece la posibilidad de que hayan sido teledirigidos por alguien.


¿Quién tendría interés en manipular a alguien para cometer un macro atentado? El terrorismo, sobre todo si mueren decenas de ciudadanos, encierra un potencial emotivo superior a cualquier otro episodio: es la señal de que todos, nosotros y nuestros seres queridos, somos vulnerables, por tanto difunden el pánico entre la sociedad. El pánico impide pensar y el pensar hace que la sociedad reaccione siempre de manera previsible: en ocasiones la sociedad se refugiará bajo el paraguas protector del Estado (lo que ocurrió durante la serie de atentados conocido como strage di stato en Italia), en otras aceptará recortes a sus libertades (véase la aceptación del Acta Patriótica tras los ataques del 11–S, tras la “crisis del ántrax” y tras una veintena de alarmas terroristas), en otras contribuirá a hundir a un político y elevar a otro por mediocre que sea (inevitable recordar los atentados del 11–M en Madrid), otros contribuirán a culpabilizar a determinadas opciones políticas… y este último parece ser el caso del atentado de Oslo (como veremos en la última parte de este estudio). Sí, los interesados en cometer o aprovechar un macro atentado pueden ser muchos y el principio ancestral de investigación criminal implica la necesidad de partir siempre del principio “¿a quién beneficia el crimen?”. Sin embargo, en todos estos macro atentados jamás se tiene presente este principio de investigación…

¿Podemos encontrar “agujeros negros” en el atentado de Oslo? ¿Fue Breivik un ciego instrumento de algún centro de poder que considerase oportuno para la defensa de sus intereses el que cometiera esa masacre en ese preciso momento? La respuesta a esta pregunta es simple: si la “versión oficial”, con el paso del tiempo, se va demostrando que tiene “agujeros negros” completamente inexplicables, habrá que convenir que hay un misterio que se hurta a la opinión pública. 

Él primer elemento sospechoso es la unanimidad con que los medios noruegos y la prensa internacional ha presentado el crimen: “se trata de un racista neonazi fanatizado y dispuesto a matar, obsesionado por la inmigración y cuyas opiniones fundamentales coinciden con los partidos de la extrema–derecha europea”… El estudio que hemos realizado hasta ahora a partir de la única fuente que está al alcance del público (el manifiesto de 1.500 páginas) nos muestra a un Breivik completamente diferente. Sin embargo, en cada país europeo, el atentado ha servido para criminalizar a las fuerzas sensibilizadas por la inmigración masiva. A toque te silbato, toda la prensa europea ha reaccionado de la misma manera. Y esto no es asumible en la medida en que un mínimo repaso al documento escrito por Breivik hubiera dejado claro que éste era un ultraliberal, filosemita, antinazi, lobo solitario sin vínculos con partidos identitarios y exclusivamente anti islamista, que incluso aspiraba a que los gitanos rumanos instalados en Europa Occidental se integraran en la lucha contra el islamismo… Esta unanimidad en la reacción por parte de todos los medios de comunicación, así como la negligencia a la hora de estudiar documentos que están al alcance de la mano, es absolutamente sospechosa.

El segundo factor de sospecha deriva de la lectura del manifiesto de Breivik. No solamente es caótico sino completamente incoherente. El manifiesto político que escribió estaba destinado a: 1) Dar a conocer la existencia de su orden neo–templaria, 2) dar a conocer las razones de su anti islamismo, 3) dar a conocer los principios de su combate y 4) realizar un diario sobre cómo planteó los atentados de Oslo y Utoya… ¿Tiene sentido dentro de este contexto explicar detalles irrelevantes sobre su vida personal como el que su madre tuvo un herpes genital transmitido por el que sería su segundo marido que, por su cuenta, mantuvo “más 500 relaciones sexuales con otras mujeres” (pág. 1.171)? ¿O que explique se fue a vivir con su madre para ahorrar y que le pagaba 450 euros por utilizar una habitación y comer (pág. 1.424)? Sin olvidar que sus referencias al dinero que consiguió para preparar el atentado no están en absoluto claras y que, más que resolver misterios, contribuyen a aumentarlos. 

El viernes 22 –inmediatamente antes de los atentados– escribe: “Día 82: Iniciar secuencias de voladura en sitios pre–determinados. Prueba de pureza por gramo de oro por kg. Tienen suficiente material para al menos 20 explosiones. Inicio de capitalización del proyecto tan pronto como haya resultados. El tiempo se agota. Llamada y correo electrónico a todos mis contactos con los inversores actualizado documento en línea / pdf. Esto va a ser un escenario de todo o nada”. Parece, efectivamente, que vaya a cometer un atentado (un atentado del que no va a volver porque Utoya es una isla de la que debería saber que le iba a ser posible escapar cuando llegara la policía), pero inmediatamente después del texto anterior añade de manera incomprensible: “¡Tengo que completar la capitalización del proyecto de extracción de minerales en agosto a más tardar!” (pág. 1470).

Explica en el diario que en noviembre de 2010 inicia la "fase de investigación de los explosivos", una fase que resulta completamente surrealista (en esa parte explica también que el atentado tendrá lugar en otoño de 2011). Internet está repleto de webs en donde se informa sobre cómo fabricar los explosivos más simples. Habitualmente se trata de páginas anarquistas o ultraizquierdistas. La que utiliza él precisa de una cantidad desmesurada de productos farmacéuticos y, al mismo tiempo, de productos de fácil adquisición y nulo control en droguerías y en tiendas de fertilizantes agrícolas. De hecho, la fórmula que utiliza hubiera podido ser sustituida ventajosamente por otras infinitamente más fáciles de fabricas: el colodión, la gelignita, el fulminato de mercurio, etc, etc. Pide por Internet a empresas distantes aluminio en polvo (que podría haber sustituido por purpurina de plata), pide azufre (que se vende en sacos de 40 kilos en empresas de fertilizantes agrícolas), etc que paga mediante VISA y PayPal, como queriendo dejar huellas que de haber comprado todo este material al contado jamás hubiera dejado. Explica que mientras está haciendo el explosivo en la granja ve a un hombre haciendo fotos del lugar y dice que le parece que es un policía. El jueves antes del atentado explica que iba a conducir hasta Kautokeino (situada a casi 2.000 km de distancia de donde tuvieron lugar los atentados), para concluir el diario al día siguiente con anotaciones incomprensibles en las que parece entenderse que los explosivos de los que ha hablado serán utilizados en minería.

La policía ha presentado el documento de 1500 páginas como la prueba incuestionable de que Breivik preparó el atentado, lo protagonizó y lo ejecutó él mismo… cuando la primera duda que subyace es sobre la paternidad del documento y cómo fue colocado y difundido en Internet. El documento, como se sabe, ha circulado en versión PDF, pero también en versión Docx, formato de archivo que deja rastros –a través de la función “propiedades”– sobre el origen del documento. Y es ahí en donde la hora de la última anotación de Breivik (el viernes 22 de julio a las 12:51 horas) no coincide con lo que indica el documento Docx (las 11:31) de ese viernes. Breivik afirmó que había empezado a escribir el documento en 2009, pero éste indica que lo empezó el 7 de marzo de 2011. 

No han quedado rastros de los explosivos –que se sepa– en la granja que utilizó como base, ni tampoco se sabe, ni él mismo lo explica qué utilizó como detonante para la explosión. Las explicaciones que da –muy completas en lo accesorio– sobre el explosivo, son excepcionalmente ambiguas –especialmente en lo esencial–. Para colmo, las redes sociales Twitter y Facebook borraron los perfiles que había construido Breivik. El borrado en Twitter, de todas formas, no se debió a una iniciativa corporativo sino al grupo de piratas informáticos que se presentan como miembros del colectivo Anonymous, ¿motivo? "Queremos que Anders sea olvidado. Etiquetas como 'monstruo' o 'maníaco' tampoco nos sirven. Los medios de comunicación considerarle patético, un donnadie". Pobre y extraña justificación que ha impedido a los blogueros e investigadores de a pie completar el cuadro ideológico y político de Breivik.

Para colmo, la agencia de prensa oficial rusa RIA Novosti difundió en lengua inglesa un parte que su antena española no ha traducido (y que si lo fue en América Latina): “Breivik se sometió a entrenamiento paramilitar en Bielorrusia”. La fuente originaria – Mikhail Reshetnikov, “un político de la oposición bielorrusa, citando fuentes de seguridad”– indicaba que "Breivik visitó Belarús en varias ocasiones en la primavera pasada como parte de sus preparativos para sus ataques. Visitó Minsk, donde recibió entrenamiento en un campamento paramilitar secreto". Reshetnikov es líder del Partido de los Patriotas, uno de los partidos de oposición al actual presidente Alexandr Lukashenko. La noticia apareció originariamente en el diario online Gazeta.ru y declaró que sus fuentes eran “organismos de seguridad”. En realidad Breivik menciona a Bielorrusia (Belarus) en 18 ocasiones en su manifiesto, afirma tener allí partidarios (pág. 1.411) y haber viajado personalmente allí para observar los efectos de la explosión de Chernobyl (que menciona en 33 ocasiones) en 1986 que atribuye a un atentado terrorista. RIA Novosti confirmó que la Agencia de Fronteras del Estado Bielorruso confirmó que efectivamente estuvo presente allí en marzo de 2005. Reshetnikov también afirmó Breivik habían participado en el "ejercicios de terrorismo y sabotaje " impartidos por un ex oficial bielorruso del servicio especial y que había utilizado un pasaporte falso para entrar en Bielorrusia. Añadió: "Su nombre clave en el KGB de Bielorrusia era Viking". Imposible, por supuesto, de confirmar. A pesar de que la noticia fue difundida en Iberoamérica por Novosti, en España pasó completamente desapercibida y no se encuentra en la base de datos de la agencia en nuestro país. Pero, en cualquier caso, hay un extraño nexo que une Breivik a Bielorrusia y una obsesión por considerar que lo ocurrido en Chernobyl fue una atentado. La información sobre el adiestramiento paramilitar de Breivik, en cualquier caso, está sin confirmar.

Hay otros dos extremos que tampoco están confirmados y que son importantes: ¿por qué Breivik eligió un campamento de jóvenes socialistas para cometer su masacre?, y ¿por qué la policía tardó tanto en llegar permitiendo que la masacre fuera aumentando? La primera pregunta está envuelta en el misterio más absoluto. Cualquier otro objetivo hubiera sido menos impopular y más acorde con su visión obsesiva: una mezquita, un centro cultural islámico, un coche bomba en un barrio con aglomeración de inmigrantes islamistas, etc. Incluso si atribuye responsabilidades a los “multiculturalistas” e identifica a los socialistas como el vector más numeroso de esta corriente, apunta su fusil ametrallador contra los jóvenes socialistas, en su mayoría menores de 20 años, no contra la sede del partido socialista, ni contra su grupo parlamentario, ni siquiera contra algún mitin electoral (puestos a cometer una masacre indiscriminada…). ¿Lo hace contra los más jóvenes para qué el impacto entre la opinión pública sea mayor? ¿Podía ignorar que una masacre de este tipo generaría una corriente de simpatía hacia ese partido en las próximas elecciones noruegas? Decididamente, uno de los extremos más oscuros del crimen es el procedo de decisión por el que Breivik elige como objetivo a los jóvenes socialistas en lugar de blancos mucho más razonables desde su perspectiva. Y su manifiesto no dice absolutamente nada al respecto, ni siquiera menciona a la organización de los jóvenes socialistas noruegos. La única certidumbre es que los ataques beneficiarán electoralmente al Partido Socialista Noruego…

En cuanto a la tardanza en la reacción policial (que le permitió seguir persiguiendo y matando a jóvenes durante una hora), resulta igualmente incomprensible. Un helicóptero averiado, un bote defectuoso, no justifican un retraso de una hora desde que se tiene noticia de los primeros disparos y mucho menos después de la explosión de Oslo. Las horas dadas por la policía son: notificación del tiroteo a las 17:27; agentes llegan al muelle del lado a las 17:52; la unidad especial de la policía llega al muelle de la isla a las 18:09; la unidad especial de la policía pone pie en la isla a las 18:25; esto es, en total 58 minutos en un día de alarma antiterrorista. Un tiempo incomprensiblemente prolongado especialmente porque los jóvenes socialistas asistentes al campamento mantenían el vínculo constantemente con sus familiares y con la policía a través de los teléfonos móviles y era evidente que aquello era una verdadera cacería que justificaba no sólo más celeridad en la intervención sino el envío de más efectivos. 

 Estaba sonriente, muy frío y se notaba que estaba bajo los efectos de las drogas. Mientras disparaba, sonreía”, aseguró Jürgen, un joven de 18 años que ahora asegura quiere reforzar su militancia política”. El País reprodujo la declaración de Geir Lippestad, su abogado defensor (http://www.elpais.com/articulo/internacional/asesino/frio/siente/ha/iniciado/cruzada/dice/defensa/elpepuint/20110726elpepuint_3/Tes): “Lippestad ha contado que Behring tomó drogas antes de la masacre para sentirse fuerte, eficiente y despierto”… parece cierto, pues, que actuó drogado. Pero hay un pequeño problema para entenderlo: a lo largo de su escrito de 1.500 páginas menciona en 38 ocasiones a las drogas, siempre para considerarlas como un instrumento de la izquierda y del multiculturalismo para neutralizar a la juventud. Critica a las drogas (véase pág. 1.143, 795 –“El multiculturalismo, como las drogas, es un arma insidiosa” y así sucesivamente, hasta en 20 fragmentos dispersos a lo largo de su manifiesto. Alguien con estas opiniones ¿podía asumir el drogarse? El caso recuerda extraordinariamente a Mohadmed Atta, presunto jefe del comando que secuestró los aviones el 11–S y que, a pesar de ser fundamentalista islámico, había sido visto la noche anterior a los ataques en estado de embriaguez…
Las únicas interpretaciones posibles al caso Breivik son dos: o se trata de un psicópata paranoico con la energía suficiente como para preparar un crimen masivo o bien se trata de un individuo con una psicología particular al que se le ha manipulado para cometer el crimen. No existe una tercera opción. La historia nos ha demostrado como la figura del “asesino solitario” solamente es aceptable cuando terminan conociéndose todas las particularidades del crimen de manera indubitable y sin que puedan existir “agujeros negros” en la interpretación. 

Hoy sabemos que durante los años de la Guerra Fría las dos superpotencias realizaron experimentos de control mental. El 14 de mayo de 2010, el Pentágono liberó el informe sobre los experimentos de control mental realizados con drogas durante ese período (véase: http://www.wired.com/dangerroom/2010/05/chemical–concussions–and–secret–lsd–military–releases–cold–war–mind–control–report/ ). Antes, existía una amplia literatura que indicaba que en 1948 ya se habían iniciado este tipo de experimentos utilizando como cobayas a prisioneros de guerra de las potencias vencidas. Se observó pronto que los prisioneros sometidos a un clima de estrés constante y a situaciones de terror continuo, terminaban convirtiéndose en mansos corderos capaces de hacer cualquier cosa que les ordenaran sus captores, aunque se tratase de iniciativas autodestructivas. Posteriormente, se conoció la existencia de la Operación Mk–Ultra que durante años fue negada e incluso ridiculizada por la administración americana. Esta operación incluía la introducción de determinadas drogas psicodélicas en las técnicas de control mental. El informe que salió a la luz en mayo de 2010 demostraba que Mk–Ultra no había sido la creación de mentes calenturientas, sino que se trató de una realidad. El informe que salió entonces a la luz se llamaba “Programas de experimentación conducidos por el Departamento de Defensa con patrocinio o participación de la CIA que involucraron a la administración de drogas a seres humanos con la intención de control mental o propósitos de modificación del comportamiento” y había sido escrito hace más de 30 años por el Consejo General del Departamento de Defensa.

En dicho informe se aludía a experimentos para desarrollar técnicas basadas en la utilización de drogas para “inducir una contusión cerebral sin traumas físicos”. Ese programa fue trasladado a la CIA debido a que involucraba “experimentos humanos que no eran fácilmente justificable en los terrenos médico–terapéuticos”. En otra operación, la Mk–Often se estudió los efectos de la dopamina y de la ibogaína (un hipnótico, afrodisiaco y alucinógeno que estimula el sistema nervioso central con efectos similares a las anfetaminas). La Marina norteamericana, por su parte, empleó heroína y mariguana para interrogar a los prisioneros y observar la reacción de voluntarios; fueron tratados ocho desertores soviéticos y seis voluntarios norteamericanos. En Mk–Ultra los cobayas humanos eran voluntarios que fueron tratados con drogas alucinógenas y psicodélicas, especialmente con LSD en los años 60. El programa Mk–Naomi incluía “materiales gravemente incapacitantes y mortales ... [y] aparatos para su difusión". El programa Mk-Chickwit fue diseñado para "conocer las novedades de drogas en Europa y Asia," y después "obtener muestras". 

Todos estos programas tenían como función responder a la pregunta: “¿Es posible modificar el comportamiento de los sujetos?”. Era una pregunta que parecía interesar mucho a la CIA en los años 50 y 60. Pero hubo otros experimentos similares en la misma época que son mejor conocidos. En los 50, por ejemplo, se realizaron los primeros experimentos con propaganda subliminal que modificaban el comportamiento normal de los sujetos mediante la inclusión de imágenes estimulantes en forma de fotogramas en cintas de cine. 

El 6 de enero de 2009 (ver http://www.wired.com/dangerroom/2009/01/mkultra–lawsuit/ ) la asociaciones de excombatientes, Vietnam Veterans of America, demandó a la CIA y al Pentágono por los abusos percibidos durante la implementación del llamado "Mk–Ultra" y de otros proyectos. Seis veteranos sufren de todo tipo de dolencias vinculadas a este "programa de prueba diabólica y secreta", según un comunicado del abogado de los veteranos. Los experimentos incluían "el uso de tropa voluntaria para poner a prueba gases nerviosos, psicoquímicos y otros productos tóxicos químicos o sustancias biológicas”. El resultado de estos experimentos fueron discapacidades permanentes en civiles y militares a los que no se les explicó en qué consistían los experimentos ni, por tanto, éstos pudieron dar su consentimiento. En un libro publicado en 1998, el ex militar psiquiatra James Ketchum describe un proyecto del Ejército que tuvo lugar en Edgewood Arsenal (Maryland). Ketchum escribió haber visto allí a los sujetos de prueba "mantener una conversación con varias personas invisible durante el tiempo que 2–3 días", mientras que otros "saludaban a las letrinas" o confundir una máscara de gas con una mujer.

En cuanto a la percepción subliminal hoy es definida como todo aquel mensaje audiovisual (compuesto por imágenes y sonidos) que se emite por debajo del umbral de percepción consciente y que incita al consumo de un producto. El ojo humano no es capaz de percibir conscientemente más de 14 imágenes por segundo, pero puede asumir inconscientemente una imagen insertada en el interior de una secuencia que le induzca a tal o cual comportamiento. Lo sorprendente es que los primeros experimentos subliminales se realizaron en 1957 pero a partir de 1962 se ignora el rumbo que tomaron estas investigaciones e incluso si prosiguieron. De lo que no hay duda es que en 1977 en la película de Walt Disney Los Rescatadores utilizó técnicas subliminales. En una secuencia de esta película aparecía una mujer desnuda en la ventana de un edificio que solamente podía verse conscientemente si se pasaba la película fotograma a fotograma. Comprobada la veracidad de la denuncia, la Disney se defendió afirmando que dicha imagen había sido insertada no por alguno de los encargados del montaje de dicho film (trabajo que había sido subcontratado a una empresa exterior). Miles de copias fueron retiradas del mercado (en http://www.snopes.com/disney/films/rescuers.asp puede verse la escena). Lo que se ignora es hacia dónde han evolucionado las técnicas de publicidad subliminal desde los años 60 y si han interferido con programas como Mk–Ultra. No parece razonable pensar que servicios de inteligencia que han abordado el estudio de técnicas de control mental y generado problemas psíquicos en voluntarios, en un momento dado, cuando sus resultados parecen “esperanzadores”, se abandonen bruscamente. 

Mientras se realizaron experimentos con publicidad subliminal sobre los que se han publicado todos los detalles, fue posible saber que un anunció de una marca de té helado veía aumentar sus ventas más allá de las expectativas normales, especialmente entre personas que en aquel momento tenían sed. Esto indicaba que había un segmento del público predispuesto a asumir más fácilmente la publicidad subliminal. Y esto nos lleva nuevamente a Breivik: ¿era posible que su obsesión omnipresente contra el Islam le predispusiera a realizar algún acto criminal con una facilidad que no se hubiera dado en otro sujeto en el que esta obsesión estuviera presente? 

¿Es Anders Behrig Breivik un sujeto que haya sido objeto de alguno de estos experimentos? No hay ninguna prueba. Salvo que cuando lo detuvieron, éste enemigo de las drogas… estaba drogado.

© Ernesto Milà – infokrisis – http://infokrisis.blogia.comhttp://infokrisis.blogspot.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen