martes, 13 de septiembre de 2011

Revista de Historia del Fascismo nº VII. Acaba de aparecer.


Acaba de aparecer el número 7 de la Revista de Historia del Fascismo que contiene artículos variados sobre este movimiento histórico del siglo XX.

SUMARIO RHF-VII

La Cagoule (I)

Las ramificaciones internacionales de una sociedad secreta fascista

Apenas existe literatura en lengua castellana sobre el llamado Comité Secreto de Acción Revolucionaria (CSAR) también conocido como La Cagoule. Vamos a iniciar una serie de artículos sobre esta organización francesa dirigida por Eugene Deloncle que estuvo a punto de derribar a la III República durante el gobierno del Frente Popular. En sucesivas entregas iremos detallando la historia de esta organización, sus atentados, su estructura, sus dirigentes y el marco político en el que actuó. Nos ha parecido interesante abordar el estudio del CSAR a partir de sus relaciones internacionales en la medida en que pasan por España, lugar donde, por lo demás encontraron refugio muchos de sus militantes.



Ramiro Ledesma visto por él mismo a través de El sello de la muerte

El sello de la muerte es algo más que la primera y única novela de Ramiro Ledesma publicada, es una guía para entender la personalidad en formación de su autor. Publicada cuando no había cumplido los 19 años, debe ser leído no tanto como novela, sino como documento descriptivo de la personalidad de su autor. Y a falta de otro documento mejor que nos permita entender al Ledesma joven, esta novela nos ofrece una puerta por la que penetrar en el atrio de su personalidad


El debate de nuestro tiempo


La historia es fluida y las canas demuestran que los años no pasan en balde. Especialmente a la izquierda que desde hace veinte años ha perdido el norte. La primera etapa de ese extravío la dio la socialdemocracia alemana cuando aceptó coexistir con el capitalismo. Fue en los años 50 en el Congreso de Bad Godesberg. Aquellas aguas trajeron otros muchos locos. En realidad, desde principios del siglo XX un sector del socialismo, influenciado por el gran capital, generó la rama “Fabiana”. El nombrecito venía a cuento de Quintus Fabius Máximos, alias “Cuntactor” que hizo creer durante más de un año a Aníbal que al final pactaría con los romanos, tiempo que estos aprovecharon para armarse y derrotarlo. La idea de los socialistas fabianos era coexistir con el capitalismo para derrotarlo. En realidad, el capitalismo se los tragó.


Llegaron los últimos años 80 y con ellos cayó el Muro de Berlín, se instaló el “pensamiento único” y Francis Fukuyama decretó el “fin de la historia”: los pueblos felices no tienen historia, por tanto al ser derrotado el comunismo e implantarse la democracia planetaria, a partir de ese momento, la historia desaparecería. No fue así, de hecho, la historia se aceleró, apareció la globalización y la izquierda ya no entendió nada.

lunes, 12 de septiembre de 2011

“Si me matan, vengadme…”



El sábado pasado participé en una entrañable comida con otros tres viejos camaradas que hacía mucho tiempo que no veía; en un caso con un querido camarada que hacía 32 años que no nos saludábamos. Milagro de las identidades ideológicas el percibir que pasadas las décadas seguimos compartiendo las mismas posiciones. Nosotros somos, de los que no traicionan. Nosotros somos aquellos que tienen tan asumidos sus comportamientos que no serían capaces de asumir otra identidad ideológica. El motivo del encuentro era realizar un documental sobre Juan Ignacio asesinado por quien algunos imaginamos desde hace 30 años. 


Juan Ignacio era el mejor de todos nosotros. Por eso lo apreciábamos y por eso aceptábamos su liderazgo. Era entre todos nosotros el “primus inter pares”, aquel en quien confiábamos y aquel por el que estábamos dispuestos a luchar y a seguir sus órdenes. Fue asesinado en un no-tan-oscuro-episodio en noviembre de 1980. Su crimen sigue impune treinta años después. Ni se sabe quién lo asesinó, ni se sabe quién firmó la orden para que lo asesinaran. Yo no lo he olvidado: quiero saber, antes que cualquier otra cosa, quién lo asesinó y quiero que lo pague a pulso.


Os contaré una historia. En 1919, Benito Mussolini era todavía un agitador socialista. Hacía tiempo que había sido expulsado del PSI y quería que la nación italiana y su proletariado industrial recuperaran su dignidad. Les habló antes de la reunión de la Piazza del Santo Sepolcro en la que se fundó el Fascio milanés y les dijo: “Si avanzo, seguidme; si retroceso, matadme; si me matan, vengadme”. Y esto es lo que hoy quiero aplicar a mi relación (a nuestra relación) con Juan Ignacio.