sábado, 28 de septiembre de 2013

Entrevista al director de la Revista de Historia del Fascismo


La Revista de Historia del Fascismo publicará en octubre de 2013 el número XXV. Editada durante tres años y con una aparición que ha logrado ser mensual, se trata de un proyecto personal de Ernesto Milá que puede llamar a dudas. Así pues estas preguntas y respuestas esperamos que contribuyan a aclarar la función, los objetivos y las intenciones de dicho proyecto.

- ¿Qué entiendes por “fascismo”?

- En rigor, el fascismo es la doctrina defendida en Italia por el Partido Nacional Fascista desde su fundación hasta 1943 y por el Partido Fascista Republicano desde 1943 hasta 1945. Esta doctrina específicamente italiana se caracteriza por un intento de superación del capitalismo y del comunismo, la unión de lo nacional y de lo social, la superación de la partidocracia en beneficio del corporativismo, un impulso totalitario, esto es, un impulso a integrar a la totalidad de la nación dentro del Estado y una exaltación de determinados mitos: el de la juventud, el de la acción, el de la patria, el del imperio, etc.

- Así pues se trata de un fenómeno específicamente italiano…


- El propio Mussolini decía que el fascismo no es un artículo de exportación. De hecho, no ha habido más fascismo, en sentido propio, que el italiano, circunscrito a un período que abarca de 1919 a 1945.

- Así pues, la Revista de Historia del Fascismo ¿trata de esta temática?

- En realidad no, porque antes he definido lo que era el fascismo “en rigor”… pero no es eso lo que se suele entender por “fascismo”. Habitualmente, en el lenguaje político o incluso en el lenguaje coloquial se entiende por “fascismo” a un conjunto de movimientos políticos que aparecieron en los años 20-30 en Europa, América y Asia con características muy parecidas. La primera de todas ellas es que el fascismo es un “movimiento nacional” y por tanto en cada nación tiene unas características concretas derivadas de las condiciones sociales, políticas y culturales de esa nación. Esto explica el porqué “los fascismos” difieren tanto entre sí e incluso porqué, en buena medida, sus doctrinas tienen distintos nombres en cada país. Sin embargo, cuesta poco aislar los elementos “universales” y  reconocer las características propias de esta tendencia.

- ¿Cuáles son estas características?

- La primera de todas es la exaltación de lo nacional; la segunda la exaltación del Estado como encarnación jurídica de la sociedad y como elemento que integra a todos los grupos sociales; la tercera la oposición al liberalismo en todas sus formas lo que da un perfil “social” a todos estos grupos y explica su composición interclasista; la unión de “lo nacional” con “lo social”; la consideración del “imperio” como culminación de lo nacional y del Estado Corporativo como encarnación de “lo social”; un estilo de vida que sitúa la acción por encima de la contemplación, la práctica por encima de la teoría, y, por todo ello, supone una exaltación a la juventud y debe mucho a los valores típicamente militares (disciplina, sacrificio, valor, uniformidad, etc) y también hace que, a diferencia de otros sectores políticos, no retrocedan ante la posibilidad de resolver conflictos mediante la violencia. Las fórmulas políticas pre-existentes son rechazadas en bloque: democracia, parlamentarismo, marxismo en sus distintas variedades. Y, finalmente el cesarismo: no existe movimiento fascista sin un líder indiscutible que asume todas las competencias. Esto es lo que podríamos llamar el “fascismo genérico”, o mejor dicho “el síndrome fascista” que, cuando arraiga, enlaza en cada país con un sentir nacional propio que le aporta algunas características que están ausentes en otros movimiento del mismo tipo en otros horizontes geográficos: el fascismo alemán aporta el racismo, el español la idea de hispanidad, el fascismo rumano la mística religiosa, el fascismo italiano se quiere continuador y culminador del Risorgimento

- ¿Y es de esto de lo que trata la Revista de Historia del Fascismo?

- Efectivamente, de los fascismos entendidos como movimientos de masas que aparecieron en Europa después de la Primera Guerra Mundial y estuvieron presentes hasta 1945 saliendo derrotados en la Segunda Guerra Mundial. Ahora bien, antes de 1919 (la época en la que despuntan los primeros movimientos fascistas) y después de 1945, existen movimientos que anuncian el fascismo o que pueden ser considerados, de una u otra forma, como sus herederos. Estoy aludiendo al pre-fascismo y al neo-fascismo. Y estamos interesados en cubrir todo este arco de tiempo que, en realidad abarca todo el siglo XX. De ahí que el lema de la revista sea: “Ni apologistas ciegos, ni detractores sistemáticos; así fue una época del siglo XX”.

- ¿Desde qué punto de vista tratáis los temas?

- Esta no es una revista “fascista”. En realidad no es la “revista fascista de historia”, sino una “revista de historia del fascismo”, el orden de los factores en esta ocasión SÍ altera el producto: no es lo mismo historiar el fascismo que hacer fascismo. Quienes crean que la RHF es una “revista fascista” se equivocan: es una revista de historia especializada en un tema: pre-fascismo, fascismo y neo-fascismo. No es otra cosa. Y es bueno aclararlo especialmente para evitar confusiones: los fascismos históricos cometieron errores y no vamos a ser nosotros quienes los ocultemos a efectos de mitificación. Tampoco estamos interesados en denigrar a los fascismos: nada tan absurdo (e inútil) como denigrar a un movimiento histórico. La historia, al menos tal como la concebimos desde la RHF no es ni un instrumento de exaltación, ni una piqueta de demolición, sino un útil de exposición, análisis y descripción al margen de cualquier interés doctrinal o político. Por lo demás, consideramos a los fascismos como fenómenos históricos propios del siglo XX y, por tanto, inactuales.

- Sin embargo, tú no eres historiador…

- Efectivamente, y en la RHF no pretende ser una publicación apta solo para especialistas en la historia. Soy periodista y escritor y en ese aspecto de mi vida profesional, escribo sobre los fascismos, resumo, divulgo, planteo problemas y procuro atenerme siempre a criterios de objetividad, veracidad y honestidad. He leído libros escritos por historiadores con título, que son verdaderos panfletos de agitación antifascista, de la misma forma que he leído artículos con pretensiones históricas que no pasan de ser exaltaciones de los fascismos. Nuestra posición no es una ni otra, creo, sinceramente, que la historia de los fascismos es muy amplia y que queda mucho por decir y por revisar.

- Así pues se trata de una publicación “revisionista”…

- El “revisionismo” ha quedado ligado al tema del “Holocausto”. No es este el terreno en el que nos movemos, sino en el de la historia de unos movimientos políticos del siglo XX. El hecho de que las doctrinas revisionistas sean muy especializadas y existan medios, webs, libros, en donde se trata abundantemente, nos evitar penetrar en este terreno. No hemos publicado tampoco artículos sobre el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial que interesa especialmente a los historiadores militares. El “revisionismo” se asocia a la negación de la existencia de las cámaras de gas y a la eliminación sistemática de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, sobre estos temas consideramos que los historiadores alemanes tienen la palabra porque fue sobre su territorio sobre el que se desarrolló este problema. Es, por tanto, un episodio del conflicto bélico, y en nuestra opinión no afecta a “los fascismos”. Ahora bien, nosotros lo que sí hemos publicado son varios artículos sobre el antisemitismo, sus rasgos, su origen, sus variantes, sus precedentes… ¿por qué? porque el antisemitismo aparece en algunos movimientos fascistas y es importante saber cómo ha podido insertarse. Ahora bien, si por “revisionismo” entendemos un replanteamiento de la historia del fascismo en general, sí lo somos: creemos que las distintas corrientes historiográficas que han intentado interpretar el fenómeno se encuentran con el problema fundamental de la diversidad de variedades nacionales y que, todavía, está pendiendo alumbrar una síntesis histórica y una interpretación global al nacimiento y evolución de los fascismos y es a esta tarea a la que la RHF quiere contribuir.

- ¿Existió un “fascismo español”?

- La posición de Ramiro Ledesma y José Antonio Primo de Rivera es clara al respecto: tras unas dudas iniciales en las que miran especialmente a Italia y a Alemania para dar forma a sus movimientos, en su etapa de madurez abandonan esta perspectiva y se dedican a crear un movimiento específicamente español. Dicho de otra manera: la variedad española del fascismo es el nacional-sindicalismo, diferente al fascismo italiano y diferente al fascismo alemán, con características propias y rasgos que indudablemente lo sitúan en esa órbita. Todas las variedades nacionales de fascismo tienen alguna característica propia que los diferencia del fascismo italiano o del alemán. Entendemos perfectamente que algunos falangistas siempre hayan querido distanciarse del fascismo, especialmente después de 1945, pero tendrán que reconocer que si el nacionalsindicalismo tiene similitudes con algún movimiento político de su tiempo es, especialmente y por encima de cualquier otro, con “los fascismos”. Y así ha sido admitido absolutamente por todos los historiadores serios…

- Sin embargo tú acabas de publicar un libro sobre José Antonio y los no conformistas y estos no eran específicamente fascistas…

- En efecto, el movimiento de los no-conformistas era completamente desconocido en España y en el número 22 de la RHF publicamos un extenso dossier sobre su composición, sus ideas y su evolución. A partir de ahí y siguiendo el consejo del historiador francés Arnaud Imatz dedicamos un amplio ensayo a describir las similitudes (… y diferencias) entre los “no conformistas franceses de los años 30” y el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera. La dificultad del tema es doble: de un lado el pensamiento del fundador de Falange va evolucionando entre 1930 y 1936, así pues hay que ser extremadamente cauto: el José Antonio de 1930 no es el de 1935. Por tanto, hay que referenciar las citas utilizadas y fijarlas en el tiempo a fin de evitar confusiones. Por otra parte, Primo de Rivera tiene una doble condición: el de doctrinario (que lo era en tanto que tenía una vena intelectual que le llevaba a interesarse por las razones últimas de la lucha política) y el de conductor político. Y así aparecen algunas contradicciones entre lo que pensaba y decía de un lado y la línea que seguía su partido. El José Antonio de 1936 tiende por ejemplo, a disminuir el papel del Estado y está lejos del José Antonio de dos años antes que había redactado el primer manifiesto de Falange en el que se aludía al Estado como “instrumento totalitario”. En esa depreciación del valor del Estado coincide con los no-conformistas, por ejemplo. Sin embargo, esto que parecía alejarlo doctrinalmente del fascismo italiano, en la práctica no es así: Falange Española recibía desde 1935 una ayuda procedente de Italia que está perfectamente documentada. En otras palabras: a pesar de los cientos de obras que se han consagrado al fundador de la Falange y a su pensamiento creo que quedaba espacio para esta que vincula una parte de su pensamiento a los “no conformistas franceses de los años 30”. 

- También te has interesado por la figura de Ramiro Ledesma…

- Ledesma es el otro gran personaje del “fascismo español”, el primero que tuvo claro que en nuestro país esa fórmula política debería arraigar sobre bases muy diferentes a las de Italia o Alemania. Ledesma es el gran olvidado primero para pasar luego a ser el “gran deformado”. A partir de principios de los años 80 se inicia esa deformación que años después se ha convertido ya en una “falsificación”. He leído textos de un infantilismo descorazonador en los que se calificaba a Ledesma como un “nacional-bolchevique”, como un hombre de “izquierda-nacional”, como el “único doctrinario nacional-sindicalista”, etc. Luego se percibe que hay grandes espacios en la vida y en la obra de Ledesma que resultan inexplorados. Y es lo que hemos hecho: nadie, por ejemplo, había tomado El Sello de la Muerte, su novela de juventud, como útil para examinar su psicología en los años de formación del carácter; nadie se había tomado la molestia de examinar la práctica política de Ledesma intentando deducir de ella una estrategia; nadie había examinado tampoco a su círculo de amigos vascos, ni sus orientaciones políticas, ni preguntado porqué financiaron –de manera limitada, justo es decirlo- sus proyectos políticos, ni cuáles fueron los entresijos de la publicación non nata El Fascio, ni la participación de Ledesma en el asunto. Nos queda todavía redactar un ensayo sobre su pensamiento político con el que terminaremos este estudio general que no planteamos realizar desde el principio de la RHF.

- Evola es otro de los autores recurrentes en la RHF ¿por qué?

- La crítica que hace Evola del fascismo es muy interesante y está hecha desde el punto de vista de la derecha tradicionalista. Creo que vale la pena conocerla. Evola, por lo demás, tuvo una actuación no desdeñable en Alemania a partir de 1930 y hasta 1945, conoció a Mussolini aunque nunca se afilió al PNF ni al PFR. Fue el faro y guía de dos generaciones de neofascistas italianos y, a decir verdad, tiene mucha parte de responsabilidad en mi propia formación doctrinal. Estoy agradecido a Evola en lo personal y en lo que se refiere a la RHF creo que seguir su aventura en la Italia de los años 20, en Alemania, sus puntos de vista sobre el antisemitismo, sus relaciones con la administración fascista y sus papel en la educación del neo-fascismo entre 1948 y 1973 es extremadamente interesante y contribuye a aclarar muchos enigmas históricos y a completar el perfil, prácticamente desconocido en España, de este autor y sus relaciones con la política.

- ¿La RHF apoya a algún movimiento político?

- En absoluto, la RHF es completamente independiente de cualquier ideología o movimiento político. Ni, por supuesto, hace publicidad de ninguna ideología, doctrina o programa político. La RHF es hija de mi interés personal por la historia y de mi pasada militancia política. Pero en ningún caso se pretende hacer política, ni mucho menos apologías políticas. Evola, precisamente me enseñó el valor de la objetividad: buscar la objetividad, es decir, buscar el verdadero rostro de las cosas, el verdadero contenido y desarrollo de un movimiento histórico, desprovisto de los glosas de los apologistas y de las denigraciones de los detractores, y mantener la publicación al servicio de la objetividad, es lo que intento en esta publicación.

- ¿Qué temáticas vas a incluir en la revista en los próximos meses?

- En primer lugar acabar las series de artículos sobre Ramiro Ledesma y Julius Evola. Estoy también muy interesado en completar todo lo relativo al “fascismo español” y en este sentido intento contestar a la pregunta de ¿por qué no fue posible un fascismo español? También, en estos momentos, estoy muy interesado en los fascismos Americanos, desde Canadá hasta el Cono Sur. Las relaciones entre los movimientos fascistas y la cultura es otro de los frentes que me interesa cubrir. De hecho antes de fin de año publicaremos un dossier de más de 400 páginas sobre este tema. Creo que no falta temática y, por supuesto, lo que esperamos es poder hacer una revista de cada vez mayor interés para los lectores, que les forme, les informe y les entretenga.

- ¿Otros proyectos?

- Hemos iniciado la publicación de una colección de libros que completen los contenidos de la revista, tenemos intención de utilizar todo el arsenal audiovisual y multimedia que ofrecen hoy las nuevas tecnologías, para divulgar los temas de la publicación. En el fondo, lo que pretendemos es una tarea de aumentar el nivel de conocimientos y la cultura de nuestra población, su afición a la lectura, y muy especialmente a desarrollar un espíritu crítico que hoy está completamente ausente de la enseñanza.

- ¿Vives de esto?

- No, tengo mi actividad profesional completamente diferenciada. Ahora bien, en cierto sentido “vivo” de esto, porque “esto” -la investigación científica de la histórica- es lo que me satisface hacer. Y, creedme, todos necesitamos hacer algo que nos guste al menos durante unas horas al día. “Vivir” en el fondo no es más que esto: ser feliz con lo que se hace.

© Ernesto Milá Rodríguez – ernesto.mila.rodri@gmail.com – Infokrisis: http://info-krisis.blogspot. com – http://infokrisis.blogia.com – http://revistadehistoriadelfascismo.blogspot.com