lunes, 12 de enero de 2015

A martillazos con la cuestión del islam, la inmigración y la casta del “viejo orden” en Europa


Info|Krisis.- Los acontecimientos que se han sucedido de manera trepidante en Francia del 7 al 10 de enero de 2015 nos confirman en la necesidad de clarificar urgentemente posiciones y aislar el origen de los problemas. En definitivo, es preciso, aquí y ahora, hacer todo lo contrario a lo que está haciendo la casta política del “viejo orden” en todo el continente: enmascarar los hechos y diluir sus propias responsabilidades. Quizás los siguientes “martillazos” puedan ser útiles para alguien.

1. ¿Inmigración? Sólo hay un motivo por el que hay inmigración masiva en Europa: la economía.

Abandonemos toda tesis conspiranoica y despreciemos las consideraciones dogmáticas de aquellos que piensan que las oleadas masivas de inmigración están generadas por “sionistas”, “iluminatis” o de aquellos otros convencidos de que palabras como “mestizaje”, “multiculturalidad”, “universalismo” tienen algún sentido. El único motivo por el que la Europa ha admitido inmigración sin límites y sin barreras, procedente de no importa dónde y a despecho de cuáles fueran sus orientaciones antropológicas, religiosas y culturales, el único, ha sido lograr competitividad en un mundo globalizado. Admitiendo inmigración se modificaba artificialmente el mercado laboral y se obligaba a bajar los salarios, abaratando el precio de los productos y alcanzando –al menos por unos años- “competitividad”. No existe ningún otro elemento, absolutamente ninguno, que esté en el origen de las oleadas sucesivas de inmigración masiva al Viejo Continente.


2. Los responsables de las oleadas migratorias: empresarios, gobiernos…

El error de estas políticas de inmigración ha sido mayúsculo. Demuestra, en primer lugar, que las políticas de gobierno no son elegidas en elecciones libres por los ciudadanos, sino que están al albur de los grupos de presión económicos que las imponen a los vencedores de las contiendas electorales. El resultado es que se aplican fríamente políticas económicas que benefician a determinadas patronales y perjudican al conjunto de la nación que debe pagar la factura. Esto solamente demuestra que Europa está huérfana de “estadistas” y evidencia la miseria de las clases políticas europeas ninguna de las cuales pasa de ser gestores temporales y oportunistas de la cosa pública, huérfanos de proyectos políticos, sin horizontes históricos que vayan más allá de los cuatro años que median entre una y otra elección y atraídos únicamente, los “mejores” por la posibilidad de un rápido enriquecimiento mientras ejercen el poder, y los “peores”, evidenciando simplemente su carácter de psicópatas criminales.

3. Las distintas falacias ideológicas para justificar la inmigración masiva

Para justificar la llega masiva de inmigración entre las poblaciones de los países occidentales las se emplea (y recompensa generosamente) a todo tipo de “especialistas”: desde los “comunicadores” y “tertulianos” que afirman que “no pueden ponerse puertas al campo”, hasta los economistas que explican que “sólo con inmigración se podrán pagar las pensiones de los abuelos”, pasando por los gurús del dogmatismo universalista (“caminamos hacia una sociedad multiétnica y multicultural”), los angelicales miembros de determinadas ONGs (“ningún ser humano es ilegal”, “papeles para todos”) o los miembros de las izquierdas marxistas de otras eras geológicas (“la inmigración son los nuevos oprimidos”, “es el pago justo por la colonización”), todos los cuales han coincidido en un punto: “oponerse a la inmigración masiva es hacer gala de xenofobia y racismo”…

4. El clima que ha favorecido el problema: el liberalismo

Nada de todo esto hubiera ocurrido si la Política con mayúsculas (es decir el gobierno de los pueblos) se hubiera mantenido por encima de la economía. Pero, primero el liberalismo y hoy el neo-liberalismo, han alterado esta relación: la idea de que la política debe ser independiente de la economía ha sido impuesta por los “señores del dinero”, lo que equivale a decir que el político debe comer de su mano, hacer lo que le convenga a éste e intervenir lo menos posible en la economía recibiendo como premio y contrapartida la posibilidad de un rápido enriquecimiento. Entonces ¿para qué convocar elecciones? ¿para qué existen constituciones democráticas? ¿para qué hay siglas de partido si las políticas sociales y económicas se deciden en los pisos de dirección de las grandes corporaciones y entre los gestores de los fondos de inversión? ¿para qué alimentar a los zánganos del parlamento si su papel “legislativo” es tan risible como el papel “ejecutivo” de los gobiernos europeos, meros perros de presa sumisos al “dinero” y a sus exigencias? La responsabilidad reside en que, la doctrina liberal de que el Estado debe intervenir lo menos posible en economía, tiene como corolario el que los “señores del dinero”, al controlar la economía, controlan así mismo el Estado. Aparece así la contradicción entre el concepto de “democracia” como “mando del pueblo” y la realidad de unos sistemas políticos “democráticos” que terminan velando sobre todo por los intereses de tales “señores del dinero”.

5. Las consecuencias de la inmigración masiva

Era tan evidente que la llegada masiva de inmigración iba a alterar profundamente las estructuras del Viejo Continente que solamente la narcosis generada por medios de comunicación, los gurús del universalismo, las izquierdas huérfanas de doctrina tras la caída del marxismo, los pobres aprovechados de ONGs ultrasubvencionadas y las derechas liberales amamantados por los “señores del dinero”, podían ignorarla. Estaban llegando masivamente y sin control, ni selección de ningún tipo, gentes con otros horizontes culturales, otras religiones, con mentalidades y tasas demográficas muy diferentes a la nuestra. Es cierto que gracias a la inmigración, Europa ha podido mantener, mal que bien, una precaria competitividad en las dos últimas décadas… pero también es cierto que se ha alterado su paz social, que en todo el continente aparece claro que si bien la mayoría de inmigrantes han llegado para trabajar, al mismo tiempo, la mayoría de delincuentes son inmigrantes y que, finalmente, al estar relegados a las franjas salariales más bajas y a los trabajos más serviles, iban a terminar (ellos, pero especialmente sus hijos y nietos) albergando resentimientos atávicos y odios étnico-sociales, frecuentemente enmascarados bajo el manto de la religión. Era evidente para quien observaba la realidad europea sin apriorismos que se iba a producir una escalada: primero formación de guetos étnicos, luego constitución de bandas étnicas de delincuentes, armamento de estas bandas y control de determinadas actividades delictivas, odio étnico-social, sabotajes contra propiedades de los autóctonos, revueltas étnicas, pequeñas acciones armadas esporádicas y, finalmente, aparición de un terrorismo propiamente dicho. Tal es el proceso que se ha ido afirmando en los últimos 20 años con mayor intensidad en algunos países (Francia, Reino Unido), menor en otros (Bélgica, Alemania, Suecia) y a mayor velocidad en algunos (España). Los gobiernos europeos ni siquiera se han dignado prestar atención al problema y lo han despachado sistemáticamente aumentando visiblemente la partida destinada a “integración”. Pero se equivoca el que crea que las cosas han terminado aquí. Solamente la acción determinante contra las vanguardias del terrorismo y un realismo extremo en la apreciación sobre su origen permitirán cortar el camino a la guerra civil, religiosa y social que se anuncia en el horizonte.

6. La irrupción del terrorismo islámico en la historia

No vale la pena lanzar cábalas sobre quién y cómo generó o impulsó el terrorismo islámico, ni lo que hay detrás de Al Qaeda o lo que hubo tras Bin Laden, ni siquiera vale la pena hoy recordar los muchos puntos oscuros (verdaderos agujeros negros) de atentados como el 11-S o el 11-M y otros de la misma matriz. El terrorismo es, sin duda, un elemento de gran repercusión psicológica y no es extraño que sea utilizado en operaciones de “bandera falsa”. Pero hoy, este nuevo terrorismo es de otra matriz: así que hoy, lo que vale la pena considerar es la naturaleza del terrorismo islamista presente en Europa. Hay que recordar que el islam es una “religión aparte”: la única entre cuyos pilares dogmáticos fundamentales se encuentra la expansión mediante la “guerra santa”. Es cierto que existe un “islam moderado” y un “islam radical”, como también es cierto que toda forma de islam es exterior a Europa y contraria a los valores europeos. De la misma forma que es rigurosamente cierto que, por las características de las comunidades islámicas y por la experiencia histórica reciente, es incontestable que existe en el islam una increíble facilidad para que, bruscamente, sus sectores más “moderados”, se deslicen en pocos meses hacia el radicalismo más extremista. Desaparecido el terrorismo social (anarquista y de extrema-izquierda), desaparecido el terrorismo separatista (IRA, ETA), desaparecido el terrorismo de extrema-derecha… el único terrorismo que opera hoy en Europa es el de matriz islamista y éste tienen unas bases sociales fácilmente identificables en la inmigración procedente de países islámicos y entre los islamistas con pasaporte europeo cuyos antecedentes familiares proceden fundamentalmente del Magreb, de Paquistán o del África negra islamizada. Por tanto, es un terrorismo fácilmente identificable y simple de desarticular: pero, para ello, es preciso tener voluntad político de hacerlo y no cubrirse con el manto de fantasías ingenuas.

7. La reacción del “viejo orden” ante la irrupción del terrorismo islamista en Europa

En el que, sin duda, será uno de los últimos gestos históricos de la casta que gestiona el “viejo orden” europeo, figura adoptar la política de la avestruz o la negativa a reconocer que el problema actual generado por el terrorismo islamista es el producto de los errores pasados de esa misma casta degenerada e ineficiente. Para Holande, por ejemplo, ese terrorismo “no tiene matriz religiosa”. En toda Europa han aumentado los controles policiales… pero en ningún país, ningún miembro de la casta política se le ha ocurrido exigir y proponer medidas para restringir la inmigración masiva en Europa, ni suquiera la procedente de países islámicos, para controlar la predicación del islam en las mezquitas o para afrontar el problema globalmente, en lugar de abordarlo sólo desde una perspectiva policial que intente contener los efectos del terrorismo islámico. Cualquier especialista en terrorismo sabe, para combatirlo es preciso actuar en dos frentes: contra los grupos armados… y contra las causas que los generan. Y aquí la causa es una sola: la presencia de bolsas islamistas en Europa llegadas con la inmigración y cuya presencia solamente se justifica soto voce para seguir falseando el mercado de trabajo y seguir manteniendo los salarios bajos. No podemos esperar, pues, soluciones por parte de la casta política europea, ni siquiera un reconocimiento de la naturaleza del problema por parte de na parte importante de fuerzas sociales, medios de comunicación o intelectuales…

8. La casta europea y los defensores de la “equidistancia”

Entre las muchas barbaridades que se han oído estos días y que demuestran que en Europa todavía no se había alcanzado las más altas cotas de la estupidez humana, se ha repetido con cierta frecuencia por parte de la izquierda y de los habituales “tertulianos” a sueldo que el terrorismo islamista es una respuesta… al auge del Front National. Así pues, ¡el terrorismo islamista en Europa no sería más que una respuesta a la “xenofobia y al racismo” cada vez más presentes en el continente! Eso supone olvidar los hechos: el primero de todos es que el objetivo, Charlie Hebdo, era una revista que compartía precisamente este punto de vista y que hace veinte años ya pidió la prohibición del Front National (algo que encaja poco con la defensa de la libertad de expresión en la que se han escudado los “Yo soy Charli-Hebdo”), mientras se burlaba de cristianos y musulmanes en sus caricaturas… pero solamente los islamistas han respondido con el terrorismo. No así cristianos, ni el Front National. Así pues, no hay equidistancia posible: la única equidistancia posible y aceptable es la que ve a los terroristas islamistas a un lado y a la casta del “viejo orden” en otro. Estos han traído a los otros. Los terroristas serían inconcebibles en Europa sin la casta del “viejo orden” que ha traído a bolsas y más bolsas de inmigración islamista. Así pues, no nos engañemos: quien ve al “terrorismo islamista”, no como el producto del fanatismo religioso, el odio étnico y la frustración social, sino como una respuesta a presuntos comportamientos “xenófobos y racistas” o se equivoca en su torpe ingenuidad, o simplemente miente o pertenece al grupo de intereses de la casta europea del “viejo orden”.

9. El enemigo ofrece una oportunidad. El sueño de Luther King reconducido…

Parafraseando a Luther King y utilizando ciertas dosis de retórica mística podría decirse aquello de “he tenido un sueño… He soñado que se reembarcaba a los excedentes de inmigración islamista, matriz del terrorismo, hacia sus países de origen y que con ellos se reembarcaba también a la casta política y a los señores del dinero que los trajeron a Europa”… Vale la pena establecer esta cadena de axiomas:

a) La inmigración islámica es un problema en Europa.

b) No existe gran diferencia entre islam moderado e islam radical.

c) El islam, moderado o radical, es siempre ajeno a la cultura y a la tradición europea.

d) El islam ha llegado a Europa con la inmigración masiva.

e) No toda la inmigración residente en Europa es islamista, pero sí que la inmigración más conflictiva se gesta en el entorno islamista.

f) Los impulsores de tal inmigración han sido la casta del “viejo orden” y los “señores del dinero”

g) Si han actuado así es por necesidades de mantener competitividad en un mundo globalizado y por el servilismo de la clase política hacia la clase económica.

h) Por todo ello, el problema del terrorismo islámico en Europa no se resolverá hasta que no se resuelva la cuestión de la inmigración islámica en Europa y hasta que no se desplace a la actual casta política del “viejo orden”.

i) Si el enemigo inmediato a abatir son las hienas sedientas de sangre que quieren traer la yihad a Europa, el problema solamente se resolverá definitivamente afrontando con decisión la repatriación de los contingentes islamistas a sus países de origen y desplazando a la actual casta del “viejo orden”.

j) Así pues, la erradicación de la nueva amenaza terrorista que se cierne sobre Europa pasa solamente por el desplazamiento del grupo seudo-religioso del que nace y por la erradicación de la casta que lo trajo al Viejo Continente y del sistema mundial globalizado perjudicial para la mayoría de la población europea y beneficiosa sólo para una ínfima minoría.

10. En memoria de las primeras víctimas del terrorismo islámico en Europa

Todos estos puntos, repetimos, nos parecen “axiomáticos” en la medida en que “axioma” deriva del término griego αξιωμα, «lo que parece justo» o, que se le considera evidente, sin necesidad de demostración. Esa demostración existe y está al alcance de todos sólo mediante el ejercicio de la crítica. Para quien se niega a razonar, quien se ampara en la trinchera de los dogmatismos y los apriorismos utilizando los argumentos más retorcidos, para quien se siente parte del “viejo orden”, nada de todo esto es admisible y asumible y ningún argumento conseguirá hacerle entrar en razón. No hay fortaleza más impenetrable que un cerebro que se niega a argumentar por miedo a que todos los valores de los que se ha alimentado hasta ese momento se derrumben como un castillo de naipes arrasado por el viento nuevo. No hay nada más triste que morir como han muerto los redactores de Charlie-Hebdo: asesinados en un inmisericorde episodio de terrorismo e inconscientes hasta última hora del proceso mental y político que han seguido sus asesinos para disparar sobre sus cuerpos. Una de las víctimas, el director de la publicación, había parafraseado la famosa frase de “más vale morir libre que vivir de rodillas”; pues bien, nosotros, haciendo otro tanto, podríamos decir que “más vale conocer la realidad que morir engañado”. Cuando se produce un atentado terrorista, en primer lugar, hay que estar del lado de las víctimas, por supuesto, pero incluso entonces es admisible que a las condolencias y a los lamentos sigan los razonamientos y las resoluciones. Eso es lo que hemos intentado en estas líneas. En cuanto a las resoluciones tras lo que ha ocurrido, podemos establecer algunas a modo de conclusión:

Estos crímenes me animan a luchar contra el islamismo en Europa.
- Estos crímenes me reafirman en que no habrá paz en Europa mientras haya islamismo en nuestro continente.
- Estos crímenes me convencen de que la lucha contra el terrorismo islámico y la lucha contra la inmigración masiva son dos frentes de un mismo problema.
- Estos crímenes me suscitan el más absoluto rechazo a la casta política europea del “viejo orden” que lo ha sacrificado todo a los intereses económicos empezando por la paz social y la identidad del continente.
- Estos crímenes me inducen a desechar todo eclecticismo y cualquier ambigüedad, retóricas tranquilizadoras y estupefacientes ideológicos humanistas y universalistas, en definitiva, a hablar claro y simple.