domingo, 1 de noviembre de 2015

Diario de la Desesperanza (LIII)


Querido Diario:
La extrema-derecha ha perdido no menos de media docena de oportunidades en los últimos 40 años. La primera de todas fue cuando Blas Piñar concentró en torno suyo a las masas que rechazaban los desajustes de la transición y, en lugar de convertir aquella corriente de simpatía en un movimiento político, optó por hacer de él un ente semi-religioso con la mirada permanente vuelta hacia atrás. Volvió a fracasar cuando se deshizo Fuerza Nueva y apareció El Alcázar para agrupar a las “fuerzas nacionales” en lo que fue Juntas Españolas, un proyecto que salió mal desde el principio entre el aroma de la estafa. Volvió a salir mal cuando, después de un esfuerzo de teorización (a fin de cuentas lo que faltaban eran nuevos planteamientos) Democracia Nacional cayó en manos de un pobre diablo cuyo único mérito fue salir, hará más de trece o catorce años, en el programa de Mª Rosa Quintana y creerse llamado a altos menesteres… aventura que adquiere sus dimensiones reales cada año en el acto del 12-O en Montjuich con 200 personas llegadas de toda España. No han sido los únicos fracasos de la extrema-derecha pero sí los más espectaculares. Cada uno, eso sí, ha tenido una menor envergadura que el anterior. Como si el ambiente ultra se replegara en sí mismo, cada vez más aislado, cada vez más menudo, cada vez más enclenque.


Es el precio de no entender los signos de los tiempos. Blas Piñar no entendió que la constitución de 1978 exigía la existencia de un partido político convencional que pudiera competir con cualquier otro y no una fuerza político-religiosa (o más bien, religioso-política), con formaciones paramilitares juveniles. El Alcázar no entendió que el franquismo había quedado atrás y que jamás volvería y la prueba de su levedad es que de Juntas Españolas no quedó apenas ni el recuerdo. En cuanto a DN es apenas un pequeño e irrelevante círculo que acaba de cumplir 20 años y es más minúsculo hoy que cuando se fundó, nada de lo que pueda decir o proponer parece interesar mucho a casi nadie.

Vivir en la era de la globalización implica que nada puede entenderse sin comprender antes los procesos de la ideología humanista-universalista y los objetivos de la mundialización. ¿Quieres hacer acción política? Bien, pues antes de ello te tienes que dotar de un método crítico que te permita comprender tu época. Si no la entiendes, si no llegas a concebir los procesos económicos y culturales de la globalización, anclarás tu trabajo político en el vacío. Sólo cuando se entiende lo que está pasando, se pueden formular programas, establecer estrategias y sólo entonces vale la pena realizar activismo. De lo contrario, el activismo es un trabajo de Sísifo, un intento de vaciar el océano con un dedal. Tiempo perdido.

La semana pasada, parece ser que alguien en el programa Cuarto Milenio habló del “Plan Kalergi” y eso ha sido considerado como si, finalmente, se reconocieran los méritos de la conspiracionismo de la extrema-derecha. Conozco bastante bien los ambientes y los personajes que aparecen regularmente en Cuarto Milenio e incluso con alguno he mantenido colaboraciones y cierta amistad… pero en modo alguno es un programa “solvente”, ni creíble en lo que se refiere a política (diga lo que diga). El desgaste de los temas que le son habituales (apariciones, espíritus, arqueología misteriosa, extraterrestres, etc) es tal, que si Cuarto Milenio quiere sobrevivir necesariamente tiene que buscar otros contenidos. De ahí que se hablara del Plan Kalergi…

Y a todo esto ¿alguien me puede dar una fuente documental, sólo una, que autentifique el Plan Kalergi? No vaya a ser que resulte tan falso como los Protocolos de los Sabios de Sión (que ni son verdaderos, ni se cumplen…). Porque a veces, un rumor, una mala traducción, se convierten para algunos en una inefable certidumbre. ¿Saben de qué hablan quienes hablan del “Plan Kalergi”? ¿saben realmente quién era el tal Kalergi…? Sería bueno que se informaran. “Entender los procesos de la modernidad” no quiere decir seguir la corriente conspiranoica, ni darla por buena, solamente porque ha aparecido en Cuarto Milenio. No seamos infantiles.

Decíamos que la extrema-derecha ha tenido tres grandes fracasos en cuarenta años. Mientras no se arme de una solida crítica política y económica, seguirá siendo irrelevante o, lo que es peor, freaky, oscilando entre el arcaísmo y la astrakanada chillona. Estéril siempre. Y de todo esto, líbrenos aquel que haya organizado este perro mundo.  

LA IZQUIERDA SE HA FRAGMENTADO TANTO QUE HACE FALTA UNA GUÍA PARA SABER QUIEN ES QUIÉN Y DÓNDE ESTÁ CADA CUAL DENTRO DEL PUZZLE

Tras las elecciones europeas, todo inducía a pensar que en torno a Podemos se polarizaría la izquierda. El PSOE quedaría disminuido, IU, simplemente estaría a un paso de la extinción y el partido de Pablo Iglesias acabaría siendo el eje central y mayoritario de la izquierda española. Bueno, pues no ha sido así. La izquierda es hoy un mosaico tan absolutamente fragmentado y con imposibilidad de reconstruir su unidad, que recuerda los tiempos de la Segunda República. Porque, no es que estas facciones de izquierdas estén divididas, es que, además, se odian entre sí. Ninguna de ellas ha surgido de un proyecto concreto y autónomo: todas ellas son extremadamente similares entre sí, sus divisiones son meras querellas personales, en absoluto diferencias políticas o programáticas.
Los cuadros de Podemos han surgido, sobre todo, de los segundas filas de Izquierda Unida, hartos de chupar banquillo años y años y quedar fuera de las nóminas de cargos públicos o las asesorías. No es raro que hayan roto cualquier contacto de cara a una futura unidad de acción. En cuanto a La Izquierda del tándem Baltasar Garzón – Beatriz Talegón, es, simplemente, un ejercicio de freakysmo político que no llegará muy lejos pero que, en cualquier caso, servirá para dividir un poco más si cabe el voto de la izquierda. Además, ni IU ni Podemos creen en la sinceridad de intenciones del antaño “juez estrella”, hoy ex juez estrellado, ni de la ex jefa de las Juventudes Socialistas de la que se ignora incluso si tiene ideas más allá de cuatro tópicos progres, compartidos por otra parte con IU y Podemos. Ambos, Garzón y Talegón, están al frente de una miríada de siglas irrelevantes, cada una de las cuales está celosa de mantener su independencia y su “poder territorial”, véase: Verdes, el Partido Humanista, Ezquerra Berdeak y Nova Esquerda Socialista Gallega.

Esta es otra de las características de la nueva fase de la izquierda española: no solamente su fragmentación, sino que cada grupo está formado por varios agregados inorgánicos, muchos de carácter local, con sus estructuras propias, minúsculos, y algunos de dimensiones ridículas. Realmente Podemos ni siquiera es capaz de evaluar hoy lo que tiene, ni saber si lo que tiene lo tendrá el 20-D o una parte se le habrá pasado a IU o a La Izquierda o formará otra nueva candidatura. En el cuadro que presenta hoy Libertad Digital, ni siquiera se menciona a Equo, ni tampoco aparecen los grupos de izquierdas soberanistas.

En lo que se refiere al PSOE, éste partido también da muestras de una extraordinaria atomización que viene de lejos (por su estructura “federal”) y por las tendencias en las que está rota cada “federación”.
¿A qué se debe este puzle? Primero la socialdemocracia renunció al marxismo, luego al PCE se le hundió la URSS, a partir de ese momento ya no quedaron referencias doctrinales ni políticas claras para la izquierda. Para colmo, vino la crisis y se demostró que el fracaso de la socialdemocracia: entre defender los intereses de los trabajadores y de la banca, optó por defender estos. Luego, el individualismo y las rivalidades surgidas del mero oportunismo (que aparece cuando desaparece la doctrina) hicieron el resto. La izquierda española es como esas piritas que pueden romperse una y otra vez en fragmentos cada vez menores reproduciendo las formas de los fragmentos mayores.


AZNAR SIGUE DEFENDIENDO LA INTERVENCIÓN DE SU GOBIERNO EN LA CUMBRE DE LAS AZORES Y LA ESTRATEGIA DEL CAOS DE LOS EEUU

Cuando se compara a Aznar con Zapatero, su figura queda magnificada y engrandecida a tenor de la irrelevancia de aquel que fue elevado al poder gracias a las bombas del 11-M. La comparación con Felipe González es más complicada y puede medirse, especialmente, por sus errores (¡y qué errores!). Además de la corrupción, el gran pecado de felipismo fue negociar un acuerdo infame con la UE y acceder a una reconversión industrial que liquidó a sectores enteros de nuestra industria estratégica. El de Aznar, lo sabemos todos, fue triple: abrir las puertas a la inmigración por un lado, estrenar un nuevo modelo económico que era pan para entonces y hambre para después y, finalmente, implicarse más que ningún otro líder continental en la guerra de Irak.

De lo primero –la inmigración- Aznar siempre se ha sentido más que orgulloso. En cuanto a su modelo económico que nos precipitó de cabeza a la crisis en 2008, dice estar todavía más orgulloso. Y respecto a la guerra de Irak sigue sosteniendo en solitario (cuando Bush prefiere callarse y la mala conciencia ya no deja dormir a Blair) que aquello nos beneficio como nada. Aznar, obviamente, peca de orgullo.

Parece como si Aznar estuviera en permanente campaña electoral (aun cuando hace tiempo que dice estar retirado de la política) o firmando estupideces neoliberales (propias de un analfabeto político) en la Fundación FAES. Aznar se niega a confesar públicamente que aquella aventura oportunista y miserable que fue la invasión de Irak, sin existir NI UNA SOLA EXCUSA VÁLIDA ha costado trece años de caos en la región, millones de desplazados, destrucción de naciones enteras, sin contar los muertos. Parece increíble que José María Aznar pueda conciliar el sueño. Hace falta ser un verdadero psicópata para no sentir el remordimiento por estas decisiones tan absolutamente criminales y asesinas.

No podemos sentir sino asco, náusea y repugnancia por la abyección de la que hace gala en cada declaración y por ese intento velado de querer seguir presentándose como salvapatrias a la primera ocasión que se le presenta. ¿Y nuestros soldados que murieron allí por nada? Llevados de manera irresponsable por Aznar, otro irresponsable los retiró demostrando a tirios y a troyanos que España no era un aliado seguro. ¿Ese es el aumento del peso de España en la escena internacional? Eso lo que es, es pura basura propia de alguien que se acostumbró a comer de la mano de Bush y que ahora ladra desde las tinieblas del olvido para evitar que las voces de los muertos afecten a su conciencia. La única duda que tenemos es si Aznar comentará todo esto en familia en lengua catalana.


EL CIRUJANO PLÁSTICO DE BELEN ESTEBAN CONDENADO… PERO NO POR EL DESTROZO QUE LE HA HECHO A LA POLIGONERA

Si repasamos alguna foto de Belén Esteban hace unos 15 años, veremos el rostro de una chica discreta, incluso guapita, sin ser espectacular, con cierto encanto juvenil y un aire espontáneo que seguramente fue lo que cautivó a Jesulín, el torero. La imagen que nos muestra con demasiada frecuencia la Esteban de hoy es la fealdad personificada, desagradable y a la que cuesta mirar sin sentir cierta sensación de repugnancia física. Cuando habla es todavía peor. La repugnancia física se convierte en rechazo moral. Sería difícil que en un solo personaje esté aunada de manera tan esperpéntica la fealdad física y la fealdad moral. Ella es así. Es un personaje ¿hecho a sí mismo? En absoluto, la pobre poligonera podía haber seguido siendo una chica discreta, hubiera vivido tranquila con la pensión de su ex hasta que hubiera pillado a otro chorbo. Pero se ve que la chica era ambiciosa y a falta de cualidades, la única de la que podía alardear era su desparpajo para expresar su ausencia de ideas y su falta de conexiones neuronales.

A la chica la han hecho así y una de las personas que más ha participado en esta creación realizada a golpe de cincel de cirujano plástico y a latigazo de bótox, ha sido Manuel Tafalla, un nombre que no dirá nada a nadie. Aclaremos que es cirujano plástico, sí, ese que ha operado una y mil veces a la Esteban y el responsable último de que la cara de la poligonera se haya convertido en el paradigma de la fealdad. Como Dios los crea y ellos se juntan, el cirujano –que tenía un restaurante en la costa alicantina- ha sido condenado por presentar una denuncia falsa contra una empleada. Vaya usted a saber qué le movió al desatino. Hace falta ser un desaprensivo y, para colmo, poco hábil en su profesión, para hacerle al rostro de la Esteban lo que este falsario (falsificó un parte médico de lesiones) le ha hecho.

Lo más preocupante del caso es que las denuncias falsas parecen haberse convertido en los últimos tiempos en algo tan frecuente que buena parte de la saturación de los juzgados se debe precisamente a esta moda. Tafalla ha sido condenado por denuncia falsa. Es una excepción, la norma es que casos como éste se archiven. Y son demasiados. Este tipo ha pagado por lo que ha hecho pero su condena (una multa de 8.000 euros) es poco comparado con la indemnización que tendría que pagar a la sociedad española. En efecto, cuando uno hace zapping y de repente le aparece el rostro de la Esteban –y no es Hallowyn, ni la noche de Walpurgis- se siente sobresaltado por la fealdad de un rostro cincelado por este fulano. Y eso no tiene perdón de los dioses del Olimpo.