miércoles, 9 de noviembre de 2016

Diario de un pobre diablo (9)


12 CUESTIONES SOBRE LA VICTORIA DE TRUMP (y una conclusión).- Si las bolsas mundiales se han conmovido por la victoria (incuestionable en el momento de escribir estas líneas -7:15 de la madrugada- cuando Trump está a 5 votos preferenciales de la presidencia) de obtener la mayoría, es porque la globalización no va a resistir bien este nuevo período en la historia de los EEUU. Ayer decíamos el enfrentamiento entre ambos candidatos suponía la lucha entre el aislacionismo y el intervencionismo.

0. ¿Qué ocurrirá en los EEUU a partir de ahora? Los EEUU seguirán siendo los mismos que hasta ahora, Trump seguirá siendo un presidente que hablará de la “grandeza de los EEUU”, de “la ciudad en la colina” y seguirá terminando sus discursos con el “Dios bendiga a América” (a los EEUU)… pero ya no será lo mismo. EEUU, a partir de ahora, y mientras Trump siga siendo presidente, veremos el repliegue de los EEUU en sí mismos.

1. ¿Cómo se realizará este repliegue? Hay dos formas de replegarse: ordenadamente o a la desbandada. Trump intentará hacerlo ordenadamente: menos presupuesto para las bases militares en el exterior, mayor control presupuestario, más diálogo con Rusia, final de la guerra de Siria… No está claro, si el mundo del dinero que ha apoyado a Hillary aceptará la victoria de Trump e intentará ganarlo o bien si le declararán la guerra y conspirarán contra él.


2. ¿Qué está ocurriendo en EEUU? Muy sencillo: el progresismo, aun disponiendo del control de la economía, de los medios de comunicación y de la hegemonía cultural, ya no tienen el control de las clases medias, ni de las clases populares. Existe una fractura vertical entre las élites globalizadoras y las clases populares. Las primeras solamente pueden prevalecer en democracia buscando una clientela electoral entre los partidarios de lo políticamente correcto y del progresismo.

3. ¿Por qué se ha producido esta derrota? Por obstinarse en llevar adelante el designio de la élite económica: el proyecto globalizador, contra viento y marea, a pesar de que era evidente que, perjudicaba a las poblaciones especialmente en lo que fue el antiguo “Primer Mundo”: Europa y EEUU.

4. ¿Quién ha perdido? Los promotores de la globalización y del neoliberalismo extremo que, políticamente tenían el apoyo del mundialismo cultural y, en general, del progresismo y de lo políticamente correcto. Han perdido los partidarios del unilateralismo norteamericano, del intervencionismo en cualquier lugar del planeta y del complejo militar-industrial, han sido derrotados los partidarios de mantener a los EEUU como “única potencia mundial”.

5. ¿A qué episodio histórico se puede comparar esta derrota del progresismo? Las elecciones de ayer en los EEUU tienen un paralelismo histórico con la batalla de la Farsalia entre César y Pompeyo… sólo que al revés. La victoria de Pompeyo entrañó la transformación de Roma de República en Imperio. No en vano, los EEUU siempre se han considerado como herederos del Imperio Romano: ellos recorrieron el camino de la República al Imperio. EEUU está en el camino opuesto. Las diferencias de situación en las diferentes zonas de los EEUU (California y Nueva York como mecas del progresismo mundial y el resto de los EEUU son espectaculares para quien conozca aquel país e incluso cabe preguntarse si la cohesión interior de los EEUU podrá mantenerse durante mucho tiempo y si no evolucionará hacia tres o cuatro agrupaciones nacionales con fronteras interiores.

6. ¿Por qué ha sorprendido la victoria de Trump? Porque los medios de comunicación europeos y los grandes consorcios mediáticos situados unánimemente a favor de la globalización no solamente “apostaban”, sino querían imponer la victoria de Hillary. Pero, para quienes conocieran la situación interior de los EEUU y no se fiaran solamente de opiniones recogidas en Manhattan o en el barrio gay de San Francisco, estaba claro que la situación de la clase media y de las clases populares era tal que la victoria de Trump era perfectamente probable desde el primer momento.

7. ¿Cómo ha sido recogida la victoria de Trump internacionalmente? Los gobiernos europeos se lo han tomado por la tremenda. Habían apostado sin excepción –incluso los conservadores– por Hillary y temen que la victoria de Trump les obligue, si quieren mantener la OTAN en pie, a un mayor esfuerzo presupuestario (lo que el electorado europeo no está dispuesto a conceder). Por el contrario, tanto Rusia como China han acogida con simpatía la victoria de Trump: el belicismo y el unilateralismo norteamericano han perdido una batalla.

8. ¿Qué supone para Europa esta victoria de Trump? Muy sencillo: esta victoria va en la misma línea que otros dos episodios “traumáticos” para el progresismo europeo: el Brexit (fin de la UE tal como había sido concebida hasta ahora) y los avances de los partidos euroescépticos en casi todos los países europeos. La victoria de Trump (que no deja de ser un outsider y que es considerado como tal en los EEUU, es decir, un tipo fuera del stablishment) contribuirá a reforzar la credibilidad y la pujanza electoral de los partidos euroescépticos que, a fin de cuentas, están planteando algo parecido en sus respectivos países.

9. ¿Y cómo queda la hispanización de los EEUU? Exactamente igual que antes: Trump ralentizará, ordenará y controlará la inmigración llegada del Sur de Río Grande, pero sobre todo, endurecerá el asentamiento de nuevos inmigrantes en los EEUU… pero en los últimos cinco años, el grueso de la inmigración que llega allí no procede de países hispanos sino de Asia. Trump no podrá nada contra la diferencial demográfica que juega a favor de la comunidad hispana, incluso en Estados en los que ha vencido.

10. ¿Quién apoya a Donald Trump? Las clases populares tradicionales de los EEUU. Eso está claro. La alta burguesía, el progresismo y, especialmente, la comunidad negra, han apoyado a Hillary. Sin embargo, Trump ha vencido en zonas de fuerte implantación hispana, lo que implica que no era cierto que la comunidad hispana viera en Trump a un enemigo irreconciliable.

11. ¿Qué ocurrirá en los próximos días? Inicialmente, las fuerzas que apoyan la globalización (mayoritarias en las bolsas mundiales y en los consorcios mediáticos) no van a aceptar la victoria. Las noticias de primera hora de la mañana indicaban histeria y hostilidad manifiesta contra la victoria de Trump. Se anuncian catástrofes económicas internacionales a corto plazo… como se anunciaron tras el Brexit. Los únicos que temen la victoria de Trump son los progresistas y partidarios de lo políticamente correcto y la élite globalizadora. En los próximos meses veremos que Trump no adopta posiciones racistas, belicistas, sexistas… que solamente se han generado en los laboratorios de propaganda psicológica de la globalización.

12. ¿Cómo afectará la victoria de Trump a España? Realmente, cuando supimos que Pedro Sánchez había ido a EEUU a apoyar la candidatura de Hillary, fue el primer toque de atención de que la victoria de Trump podía ser posible. Ironizamos, claro. Pero lo que es cierto es que el progresismo ha perdido y el conservadurismo ha ganado. En España, no se beneficiará ninguna formación euroescéptica, pero inducirá al PP a rectificar sus posiciones reforzar su conservadurismo. Lo que emane del salón oval de la Casa Blanca será palabra de ley para el centro-derecha español.

“Es hora de que nos unamos como un nuevo pueblo” ha dicho Trump en su primera alocución tras conocer la victoria. EEUU ha tenido una larga entrada en el siglo XXI que ha durado desde el derrumbe de las Torres Gemelas a la victoria de Trump: en esos 15 años, el sueño norteamericano de hegemonía mundial, se han demostrado inviables. Es el precio de que el poder estuviera en manos de lacayos de la globalización (los Bush, los Obama, los Clinton). Las clases populares de los EEUU han votado en contra de todo esto. Hoy, aunque el elector medio norteamericano no lo sepa, aunque los europeos no quieran creerlo: América está más cerca que nunca de Europa. Ahora sí es posible dejar atrás la herencia de 1945 (Guerra Fría y bilateralismo), superar la herencia de 1989 (Caída del Muro de Berlín, inicio del unilateralismo norteamericano y de la globalización), abandonar las ideas mesiánicas seudo-religiosas en las que se apoyaba y reconocer la realidad: situación desesperada del dólar, déficit público insalvable, infraestructuras que se caen o que se han quedado anticuadas, atomización social… Es significativo que en el primer discurso de Trump haya insistido en el valor de la familia, se haya mostrado como un hombre moderado pero extremadamente claro y haya manifestado su intención de reconstruir los EEUU… “Es hora de hacer las cosas bien”, ha dicho Trump. Ahora queda ver si va a ser capaz de cumplir sus promesas o bien se va a oponer a fuerzas insuperables que congelarán su proyecto.